Silvio Rodríguez: "Los movimientos revolucionarios están guiados por el amor a los semejantes"
0 Comments Published by Olivia Casso on miércoles, septiembre 21, 2005 at 12:59 p.m..Fernando Ravsberg
BBC vvía La Ventana
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"Yo nací en San Antonio de los Baños, que es un pueblo que está a unos 40 kilómetros de La Habana. Es un pueblo que tiene su personalidad, un pueblo con un nivel cultural bastante alto, con una cantidad enorme de publicaciones a lo largo de su historia, muchas de ellas humorísticas. Es una tierra de humoristas, de pintores, de cantores repentistas. Es decir, de poetas".Ahí nací yo, que tuve una etapa de dibujante, o sea que pasé por esa cosa que te inculca o te imprime el pueblo: el gusto por las artes plásticas. Incluso me gane la vida haciendo dibujos de historietas en la adolescencia.
¿Cuándo y cómo Silvio Rodríguez deja las artes plásticas y nace el trovador?
―En el Ejército, tratando de paliar la soledad nocturna y los largos días y noches de campamento. Pero es verdad también que a mí me venía la vocación musical desde antes y que había conocido en el semanario Mella un compañero que se llama Lázaro Fundora, que tocaba la guitarra. Yo había tenido estudios de piano de niño en dos ocasiones: la primera porque me llevaron mis padres y la segunda como a los 15 o 16 porque fui yo mismo. Me halaba tanto que me busqué una profesora y empecé a dar clases de piano. No prosperé mucho porque no tenía piano y el piano es un instrumento complicado; en primer lugar es caro y nosotros no teníamos acceso a eso. Me encontré con la guitarra por segunda vez en el Ejército. Algunos compañeros tenían guitarra y yo se las pedía. Me daba vergüenza porque a veces quería estar más tiempo que ellos con la guitarra. Se me creaba mucho conflicto, hasta que una de las veces que salí de pase me compré una guitarra. Sesenta pesos me costó mi primera guitarra. A partir de entonces empecé a tratar de aplicarme. Primero tuve esa etapa en que se te rompen los dedos. Después se te ponen verdes y luego poco a poco vas perdiendo hasta los callos, se te va curando y ya no te sangra. La realidad es que la insistencia interviene mucho en el progreso que uno hace, y como yo tenía tanto tiempo. La música me entró en el Ejército. Empecé a hacer canciones en ahí. Mi primer público fueron mis compañeros de armas, los tres o cuatro reclutas que se reunían conmigo para escuchar mis primeras canciones.
Se cuenta mucho de tu adolescencia, por las calles de La Habana, con tu guitarra. Silvio Rodríguez cantaba, en un dos por tres terminaba detenido, salía, volvía a cantar... ¿Cómo recuerdas aquellos tiempos?
―Yo más bien cantaba en casa de mis amigos, no cantaba en cualquier lugar y te voy a explicar por qué. Desde que empecé a trabajar en canciones me planteé la canción no como un pasatiempo. Yo veía que ser escritor era algo importante, que celebraba, que gratificaba la sociedad; que ser cineasta era algo extraordinario, que ser bailarín era un fenómeno, que ser poeta era lo máximo. Y yo veía que los cantores eran lo último y me identifiqué mucho con los cantores por esa razón. Yo sentía que la canción necesitaba reivindicaciones, que en realidad la canción era más importante que el valor que se le daba. Uno de mis propósitos fue hacer una canción lo mejor hecha posible, trabajar mucho las canciones, las músicas, la guitarra, los textos, las ideas, para que no fueran canciones de fondo. Por esa conciencia que tenía de que yo no hacía canciones para usarlas de fondo es por lo que no me gustaba cantar en todas partes.
¿Qué efecto tuvo la Revolución Cubana en Silvio Rodríguez?
―Cuando triunfó la Revolución hacía un mes que yo había cumplido 12 años. En la Cuba revolucionaria se inauguró mi adolescencia. Hasta entonces había sido un niño protegido en su casa y a partir de la Revolución, incluso por las mismas necesidades del país que mostró la Revolución y que nos hicieron tomar conciencia, como el hecho de que éramos un país con muchos analfabetos y que había que alfabetizarlos. Recuerdo que en 1961 se detuvo la enseñanza oficial para que los muchachos que lo desearan se incorporaran a la campaña de alfabetización, cosa que por supuesto hice. Yo tenía 14 años, fue la primera vez que salí de mi casa, que dormí fuera de mi casa. Y vaya si dormí; dormí una pila de tiempo y en condiciones bastante difíciles. Empecé a crecer. En esa época yo estaba muy cerca de la actividad del Escambray (Lucha contra bandidos ―alzados contrarrevolucionarios). De mi propio contingente hubo un muchacho que mataron, que es un mártir de la Revolución hoy día, que es Manuel Ascunce Domenech. Lo asesinaron, lo torturaron... un muchacho de 15 años. Ésas eran cosas muy fuertes que las viví de muy cerca.
¿Hubo en algún momento cierto desencuentro con el aparato cultural de la Revolución? ―Sí, sí. Todo empezó, aparentemente ―la parte que nos afecta― cuando la televisión cerró un programa que yo tenía que se llamaba “Mientras tanto”. Los problemas que yo tuve en la televisión si los cuento hoy en día pueden parecer bufonescos, completamente absurdos. Yo me acababa de desmovilizar. Los únicos zapatos que tenía eran unas botas rusas que daban en el Ejército. Eso fue un lío en la televisión que yo saliera con mis botas rusas, que qué cosa era eso. No había donde comprarse un par de zapatos. Otro problema es que yo no me daba los cortes. Estaba tratando de dejarme crecer el pelo después de tenerlo muy corto durante tres años, era lógico que quisiera que me creciera un poco. En la televisión había como una especie de obsesión en aquella época cuando a un hombre le crecía más de 2 centímetros. Los cabellos era un lío, te mandaban a pelar inmediatamente, había pánico con eso. Era increíble porque te estoy hablando del año 1967, todavía no hacía 10 años que un Ejército libertador con los pelos por aquí había bajado de la sierra y nos había entregado la libertad.
¿Que tan ligado esta Silvio con la Revolución Cubana? ¿Crees que si desaparece la Revolución desaparecerá también la obra de Silvio?
―Yo espero que no desaparezca la Revolución Cubana. Cuando yo digo que no desaparezca la Revolución lo que espero es que no desaparezca el espíritu y los logros, las cosas que ha conseguido este pueblo a través de ese proceso. Estoy muy conciente de que algo diferente se avecina, pero espero que no sea para atrasarnos, sino para adelantarnos; que sea para dar un salto cualitativo. Eso implica que muchos de los logros de la Revolución, de lo que nos ha mostrado, de lo que nos ha enseñado, se mantenga e incluso crezca. Ojalá sea así. A mí no me parece mal que mis canciones estén ligadas a la Revolución. Hay cosas peores a las que estar ligado en esta vida que a una revolución que aunque haya tenido errores, se lo ha jugado todo por los que menos tienen. Por eso para mí es una honra correr la suerte de la Revolución.
Silvio Rodríguez: "trabajo mucho todo" El cantautor Silvio Rodríguez ha sido uno de los principales exponentes de la Nueva Trova cubana y de la canción protesta latinoamericana. Sus canciones, muchas de ellas con contenido político, se han identificado con la izquierda de América Latina y Europa. Entre sus obras más recordadas están "Por quien merece amor", "Playa Girón", "Canción del elegido" y "Unicornio". Pero seguramente cada persona que siga sus letras y su música, tendrá sus preferidas. Silvio Rodríguez accedió a responder a las preguntas de los lectores de BBC Mundo. La entrevista fue moderada por nuestro corresponsal en La Habana, Fernando Ravsberg.
Loredana Ayala, desde Australia: ¿Le resulta fácil encontrar las palabras precisas para sus versos?
―No me es nada fácil. Cuando decido sacar una canción ―salvo muy raras excepciones― trabajo mucho, trabajo mucho las palabras, trabajo mucho la música, trabajo mucho todo. A veces incluso saco las canciones y después de hechas, después de cantadas, les sigo cambiando las palabras.
Inés Medina, desde Chile: ¿Cuándo aparecerá un nuevo disco suyo con canciones inéditas? ―Estoy trabajando en los discos con canciones inéditas. Justamente ahora cuando venía a esta entrevista dejé una de ellas ahí, en estado de elaboración, y cuando termine esta entrevista regreso a ocuparme de ella.
Miguel González, desde Venezuela: ¿Cómo se diferencia la revolución de la anarquía, cómo saber si a un movimiento revolucionario lo mueve el amor o el odio? ―Las revoluciones a veces, sobre todo en sus primeras etapas, pueden parecer un poco anárquicas. Son esos momentos en que se está virando la tortilla y en que el orden establecido inevitablemente va a convertirse en otra cosa. Ahí hay un instante en que eso puede parecer caos y en que eso puede parecer anárquico, incluso puede ser utilizada por personas equivocadas que tienen pensamientos anárquicos, que les gusta el caos. Pero eso no quiere decir que un cambio revolucionario lleve necesaria e inexorablemente al caos y a la anarquía. Hasta donde yo sé, los movimientos revolucionarios están guiados por el amor a los semejantes, por querer que los que menos tienen tengan oportunidad al fin, una vez en la vida, y ése es un sentimiento de amor.
Ana González, desde Cuba: ¿Por qué no le canta a las cosas malas que ocurren en Cuba como la prostitución, el hambre o la represión? ―En el tema de la prostitución, no sólo fui el primero que le cantó, sino que la avizoré cuando se acercaba. Esa persona debiera recordar una canción que hice con Afrocuba, "Boleros y Habaneras", donde empecé a tocar ese tema cuando todavía era un problema periférico. Dos años después, hice aquella canción de las flores de Quinta Avenida, una alusión totalmente directa a la prostitución. Respecto del hambre, del hambre que se pasa en Cuba, yo no dudo que pueda haber personas que puedan pasar hambre en Cuba, pero no creo que "el hambre" sea un problema de Cuba. Yo no conozco toda Cuba, pero lo poco que conozco yo no he visto personas pasando hambre, entre otras cosas porque es un país donde cualquier vecino te da un plato de comida. En Cuba hay represión, en todos los países hay cierto grado de represión. A veces hay represiones que son lamentabilísimamente necesarias porque como uno combate lo negativo, tiene que reprimirlo. No está en mi espíritu la represión pero habría que especificar qué tipo de represión, contra quiénes se ha ejercido y en qué circunstancias. Pero no creo que Cuba sea un país que se caracterice por el hambre y por la represión.
Ricardo Gamboa, desde EE.UU.: ¿Algún día Silvio le hará una canción a los balseros y a los que viven fuera de Cuba? ―Realmente, a los balseros los he mencionado en mi último disco, en una canción que se llama "Alabanzas". La comienzo mencionando a los balseros. Hace una alusión, "alabado el olvidado en cualquier rincón del mundo", es una alusión directa a los balseros. Quizás algún día, cuando dé con las palabras, pueda hacer una canción a los balseros. Para mí no es un tema tabú. Realmente no he encontrado el tono, lo que quiero decir me sale con mucha facilidad pero no para cantarlo y como no quiero hacer un discurso político, tengo que esperar a tener las palabras adecuadas. Me parece un tema muy digno de una canción. Yo creo que también he tocado en algún momento a los cubanos que viven en el exterior, en alguna canción. Quizás no he encontrado tampoco las palabras. No hay ninguna razón de desdén, esto lo quiero dejar bien claro. No siento ningún desdén por los cubanos que viven fuera de Cuba. Al contrario, tengo montones de amigos, a los que veo constantemente.
Luis Matute, desde EE.UU.: ¿Para componer necesita la soledad o estar rodeado de gente? ―No, rodeado de gente no. Necesito de la soledad, me viene mejor un poquito de intimidad.
Julio Mitelman, desde Argentina: ¿Cuál es la situación que más lo ha estremecido por su belleza y cuál es la que más le ha dolido o angustiado? ―Por su belleza... me acordé, de pronto, la primera vez que fui a Nicaragua, en el año 80, cuando empezaba la campaña de alfabetización. Yo estuve en la plaza, se hizo un concierto enorme, y me acordé de cuando yo era un adolescente en mi país y eso me dio mucha emoción, me pareció un reencuentro con una zona perdida de mi niñez y que ambos tenían que ver con bondad y felicidad, para muchos para dos pueblos diferentes. Hubo un instante en que me pareció que se estaba produciendo una eclosión, en fin una belleza. Tristeza, no sé. Cada vez que hay un éxodo de cubanos, me da una tristeza extraordinaria.
Diego Sierra, desde Colombia: ¿Por qué la muerte está tan presente en tus canciones? ―No es que esté presente en mis canciones. Es que está presente en todo.
Habibulla Josefa, desde Afganistán: ¿Cuál es el significado de la canción "Ojalá"? ―La palabra "Ojalá" esta basada en una expresión árabe que quiere decir "quiera Dios". Me la provocó el recuerdo de una novia que yo había tenido. Mientras me encontraba navegando por el océano Atlántico, me acordé de una novia que había tenido y que todavía su recuerdo bienhechor me rondaba, me hacía pensar en lo bien que quizás me hubiera ido si no nos hubiéramos separado. Ese recuerdo en aquellos años era una especie de obsesión que me daba vueltas y vueltas. Esa es la historia de la canción. Lo demás son las palabras que encontré para reflejarla.
Sergio Cienfuegos, desde El Salvador: ¿Crees que el comunismo es aun un mundo posible? ―A lo mejor no le ponen "comunismo". A lo mejor le ponen otra cosa. Lo que sí me parece muy difícil es que todo el mundo sea igual. Eso es quizás un poco utópico. Unos países llegarán de una forma a un beneficio social, llegarán por un camino, otros inevitablemente deberán ir por otro, depende del desarrollo de los países, de las características de los países. Yo no creo, por ejemplo, que en Suecia y en El Salvador puedan pasar las mismas cosas. Es imposible porque son dos realidades muy diferentes. Yo lo que creo es que cada región del mundo, a su manera, va a tener que ser justa con todo el mundo porque mientras esa justicia no aparezca, no me parece que sea posible que haya paz.
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